Función de la Malla en el tratamiento de la Hernia Inguinal

La hernia inguinal es básicamente un orificio en la pared abdominal a través del cual parte de los elementos que normalmente se encuentran dentro de la cavidad abdominal se abren camino para posicionarse en tejidos correspondientes a la pared abdominal e incluso el saco escrotal.

Como cualquier orificio la solución natural para corregir el problema es cerrarlo sin embargo las características anatómicas de la región inguinal, los vectores de fuerza que en ella confluyen y el tipo de tejido allí presenten hacen que sea mucho más complejo de lo que parece «cerrar» un simple orificio; así por muchos años se intentaron múltiples técnicas de cierre primario donde se aproximaban mediante diversos gestos quirúrgicos diversas estructuras del canal inguinal con el objetivo de «cerrar» el defecto en la pared abdominal y corregir la hernia, con distintas tasas de éxito (que rara vez superaba el 80%) todas estas técnicas adolecían del mismo problema: generaban tensión sobre losReparación de la Hernia Inguinal con Malla tejidos del canal inguinal, esta tensión con el tiempo hacía que los tejidos se estiraran, desgarraran o simplemente fallaran las suturas con lo cual reaparecían las hernias.

Con el advenimiento del material protésico tejido (mallas) de diversos materiales se abrió un nuevo capítulo en la cirugía de la hernia inguinal, ya no fue necesario «coser» los bordes del defecto entre sí, en su lugar se comenzó a colocar la malla a manera de «puente» en algunos casos o «tapón» en otros (según la técnica) a fin de cubrir el defecto, llenar el espacio y así corregir la hernia.

El uso de las mallas en la cirugía de la hernia inguinal fue uno de los avances más importantes en cirugía durante la segunda mitad del siglo XX ya que permitió crear el enfoque de cirugía sin tensión de la hernia inguinal el cual permitió tener tasas de éxito cercanas al 100% en la cirugía de las hernias inguinales con recidivas menores del 5%, cifras impensables en la era de la cirugía clásica de las hernias inguinales.

A pesar de estos excelentes resultados la función de la malla en la cirugía de la hernia inguinal es muy distinta de la que muchos creen; la mayoría de las personas piensan que la malla funciona como elemento de contención, es decir una estructura que bloquea el orificio inguinal profundo (en donde se forman la mayoría de las hernias, sobre todo las de gran tamaño) manteniendo adentro del abdomen lo que debe ir adentro y afuero lo que corresponde,  nada más alejado de la realidad; si bien la malla puede producir cierta resistencia al contenido intraabdominal, si la presión dentro del abdomen aumenta lo suficiente la malla simplemente se soltaría de sus puntos de anclaje y la hernia reaparecería de inmediato, es por ello que durante el postoperatorio inmediato e incluso hasta transcurrir 6 meses de la cirugía se recomienda a los pacientes no elevar cargas pesadas y evitar aumentos de la presión intraabdominal (tos, estreñimiento); una vez transcurrido este tiempo la malla habrá realizado su verdadero trabajo y la hernia estará definitivamente curada con una probabilidad muy baja de volver a aparecer.

El objetivo real de la malla es funcionar como un «puente» que permite unir los bordes del defecto (orificio) herniario a la vez que facilita el depósito de tejido cicatrizal (rico en colágeno y fibras elásticas) el cual crece en torno al material protésico igual que un enredadera trepa por una cerca, sin el puente y soporte que le da la malla este tejido cicatrizal no podría rellenar el orificio siendo imposible cerrar la hernia sin tensión (sin aproximar los bordes del defecto con sutura), así la malla es a la curación de la hernia lo que la malla de cabillas es a la construcción, un entramado en torno al cual el tejido cicatrización (al igual que lo hace el cemento en torno a las cabillas) conforma un cierre firme, elástico y resistente que permite curar de manera definitiva la hernia inguinal.