Soy demasiado viejo para el gimnasio

A la hora de alentar a personas mayores (y algunas no tanto) para que se inscriban en un gimnasio y entrenen, las respuestas más frecuentes son «soy demasiado viejo para eso», «ya no soy un muchacho», «a mis años para qué voy a entrenar» y cosas por el estilo.

Lo cierto es que debido en parte a la publicidad y en cierto grado a la creencia inconsciente de que el entrenamiento es sólo para la gente joven (como se refleja en el retiro antes de los 35 años de la mayoría de los atletas de alta competencia, pero esa es otra historia), conforme pasan los años nos hacemos más sedentarios y perdemos condiciones físicas.

Por lo general en los gimnasios nos encontramos con personas menores de 40 años, todos ellos poniéndose en forma por diferentes motivos.

Algunos lo hacen por la apariencia física, otros en lugar de ello tienen aspiraciones de competir en algún deporte, mientras un grupo muy importante busca revertir los efectos de un estilo de vida pasado «menos saludable»; sin embargo hay un denominador común entre la mayoría: casi ninguno pasa el umbral de los 40.Con la edad no tenemos que alejarnos del gimnasio

Parece como si estuviésemos programados a asumir que luego de cierta edad el entrenamiento está vedado; después de todo la mayoría ya tiene una vida estable, una pareja (en muchos casos familia), una carrera y ya el interés por una apariencia física «de portada» ha disminuido de manera que el ejercicio es una prioridad menos importante en nuestras vidas …. ¡Gran error!

¿Para qué entrenar después de los 40 años?

Como ya se ha dicho la mayoría de las personas que siguen un entrenamiento regular y disciplinado son jóvenes por debajo de los 40 años y aunque siempre hay algún individuo por encima de ese rango, conforme aumenta la edad disminuye el número de personas en ese grupo particular.

Por lo general quienes siguen entrenando hasta «bien entrados los años» son personas que han sido físicamente activas toda la vida, siendo la norma que la mayoría (activos y sedentarios) se alejen del gimnasio y se acerquen más al sofá con cada cumpleaños.

Sin embargo esto constituye un gran error ya que si bien luego de cierta edad ya no podemos aspirar a una medalla olímpica o ganar torneos de fisico culturismo, lo cierto es que el ejercicio tiene mucho que dar a la personas mayores.

Ejercicio en lugar de Medicinas

Si se busca una motivación para hacer ejercicio al hacernos más maduros, basta con pensar que por cada día que se invierte en el entrenamiento nos alejamos un poco más de tratamientos para enfermedades crónicas y degenerativas.

La actividad física ayuda a controlar los niveles de tensión arterial, permite disminuir las cifras de azúcar en la sangre así como los niveles de colesterol. Ya sólo con eso es suficiente como para ir a entrenar a diario; después de todo es más agradable hacer ejercicio que tomar 10 píldoras al día.

Entrenamiento adultos mayoresSin embargo los beneficios del ejercicio no terminan allí. En las mujeres postmenopaúsicas el ejercicio ayuda a contrarestar la osteoporosis y retarda su evolución; por otra parte tanto en hombres como mujeres ayuda a conservar la masa muscular, haciendo que el «desgaste» natural del envejecimiento sea más lento.

Así mismo ayuda a un estado de ánimo entusiasta y alegre. El ejercicio regular induce la secreción de las «hormonas de la felicidad» o endorfinas, unas moléculas análogas a los opiáceos que son producidas en el cerebro cuando nos ejercitamos.

Mientras más ejercicio hacemos más altos son los niveles de endorfinas lo cual redunda en mejor bienestar psicológico; esto quiere decir que mientras más ejercicio se hace, menos probabilidades de sufrir de depresión y ansiedad y, por si eso fuera poco, ¡ayuda a conciliar el sueño!

Actividad Física para un Envejecimiento Lento

Definitivamente si queremos llegar a mayores y conservar una buena salud no debemos alejarnos de los centros de entrenamiento.

Al contrarestar las enfermedades crónicas y degenerativas el ejercicio permite retardar el proceso de envejecimiento. Esto no quiere decir que no vamos a envejecer, eso es algo inevitable, sin embargo al mantenernos en forma conservaremos nuestras facultades físicas y mentales por mucho más tiempo.

Obviamente hay que ajustar los niveles de actividad física a las capacidades fisiológicas según la edad; en este sentido no se puede esperar que una persona tenga a los 70 años la misma resistencia que tenía a los 20; sin embargo si puede lograr una condición física por encima de la media para la edad y esto, Ser mayor no implica tener mala condición físicaindudablemente, rendirá sus frutos.

¡Hasta el desempeño sexual mejora con el ejercicio! … ¿Hace falta más motivación? Mejor barras que viagra; pero siempre con una correcta  dirección.

Un Buen Entrenador es la Clave

El entrenamiento siempre es bueno pero si se hace mal o nos excedemos puede generar lesiones; en este sentido la función de un buen entrenador resulta crucial.

No todas las personas son iguales ni tienen las mismas necesidades de manera que la intensidad del ejercicio, cargas, tiempo, tipo de ejercicio e incluso las horas del día para entrenar deben ser individualizadas.

En este punto el entrenador juega un papel fundamental ya que se encargará de planificar las rutinas que mejor se adaptan a las necesidades de cada individuo tomando como base su edad, sexo y nivel de desempeño físico, entre otras.

No cabe duda de que el dinero invertido en el gimnasio (o cualquier otro tipo de entrenamiento) es dinero bien invertido, así que cuando planifiquemos el presupuesto para el futuro es mejor destinar una suma más grande al entrenamiento que a los medicamentos.

Y si nos da pereza ir a entrenar sólo hay que recordar que cada minuto de más que pasamos en el sofá es un minuto menos de vida que al final querremos (y no siempre se podrá) recuperar.