Medidas Preventivas Contra las Várices – Parte I
Las várices son un problema frecuente, sobre todo entre las mujeres y un motivo frecuente de consulta en la clínica de cirugía vascular; sin embargo aún cuando existen métodos modernos y muy efectivos para el tratamiento de las várices, el reto sigue siendo su prevención.
En la actualidad se considera que la insuficiencia venosa y las várices son una condición crónica; es decir, una enfermedad que puede controlarse evitando las complicaciones aunque no curarse por completo; en este sentido es posible tratar las venas enfermas con diversos métodos para mejorar la apariencia y la función aunque esto no garantiza que otra vena no se enferme a futuro, de allí la clasificación de crónica.
Esto significa que las venas enfermas se pueden tratar con resultados muy satisfactorios pero esto no implica que el paciente se mantenga libre de enfermedad a largo plazo, sobre todo si existen factores de riesgo para las várices; aún así eso no significa una condena a sufrir de várices para siempre ya que existen medidas preventivas muy efectivas para «frenar» e incluso retrasar indefinidamente la evolución de la enfermedad varicosa, es decir, se puede hacer más lenta la progresión de las várices limitando el daño a las venas sanas.
Si bien no existe un método 100% efectivo, evitar los factores de riesgo y minimizar su impacto siguiendo los siguientes consejos de prevención de várices permite que en la mayoría de los casos el paciente permanezca asintomático y libre de várices por años e incluso décadas. Incluso en aquellos casos donde hay recaídas estas suelen ser tardías y su severidad es menor que las de aquellos pacientes que no integraron medidas preventivas contra las várices en su estilo de vida.
A continuación las medidas preventivas más efectivas en la prevención de la enfermedad venosa:
1- Medias de compresión graduada
Un método viejo pero aún vigente y muy efectivo. Al usar medias de compresión graduada se evita que las paredes de las venas se dilaten, especialmente los troncos de mediano y gran calibre; además la compresión favorece el retorno venoso evitando el edema y la sobrecarga sobre las válvulas venosas.
En general se considera que un paciente con insuficiencia venosa superficial no tratada debe usar las medias de compresión a diario, al menos durante toda la jornada laboral; sin embargo una vez que la insuficiencia venosa superficial ha sido tratada este esquema de tratamiento puede variar un poco.
En este sentido no es necesario usar las medias 8 o 10 horas diarias, de hecho la mayoría de los pacientes pueden usarlas hasta las 2 o 3 pm y luego retirarlas haciendo que la terapia de compresión sea más cómoda; por otra parte no es indispensable usar las medias a diario, en lugar de ello se puede alternar el uso; siendo muy importante usar las medias siempre que se tengan jornadas extendidas de trabajo o cuando se permanecerá mucho tiempo en la misma posición (por ejemplo viajes largos).
2- Ejercicio
Si las medias de compresión son la piedra angular de la prevención de las várices, el ejercicio es la columna vertebral del mismo.
Hacer ejercicio es positivo no sólo para la prevención de las várices sino también para la salud de las arterias y el corazón de manera que se debe considerar incluirlo en las rutinas diarias no sólo para evitar las várices sino también los accidentes cerebro-vasculares (ACV), infartos, arterioesclerosis y en general todas las enfermedades cardiovasculares.
El ejercicio ayuda a que las válvulas venosas sean más resistentes, la pared de la vena se hace más gruesa y se liberan una serie de sustancias vasoactivas que favorecen el aumento del tono venoso, retardando así la dilatación de las venas y el desarrollo de várices.
Además el aumento de la masa muscular, en especial en los miembros inferiores favorece el adecuado desempeño de la bomba venosa (músculos de la pantorrilla) haciendo que la función de las venas sea más efectiva, disminuyendo así por tanto las posibilidades de desarrollar insuficiencia venosa superficial.
Se recomiendan por lo menos 30 minutos de ejercicio aeróbico al día (caminata, natación, trote, bicicleta, spinning, etc) al menos 4 veces por semana, aunque si es más tiempo el efecto será más intenso y duradero.
3- Mantener un peso adecuado
Como se mencionó en la publicación de los factores de riesgo para las várices el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para las várices no sólo por el efecto mecánico sino también por la producción de hormonas y mediadores químicos que favorecen el desarrollo de la insuficiencia venosa, de allí que controlar el sobrepeso sea una prioridad para los pacientes con várices.
Para ello la consulta con el especialista en nutrición, el ejercicio regular y los cambios en los patrones de alimentación resultan fundamentales; sin embargo es menester asumir este reto como una meta a largo plazo dado que de otra manera las posibilidades de recaída (de la obesidad) son altas; así que los mejor es evitar las «soluciones express» a la obesidad o el sobrepeso y asumir un plan de nutrición y ejercicios a largo plazo que formará parte de nuestra vida diaria, no sólo para prevenir las várices sino también para cuidar nuestra salud.
Siguiendo estos tres consejos se evitará la progresión de la enfermedad venosa en gran medida, sin embargo para reforzar las medidas preventivas para las várices existen una serie de estrategias complementarias de las cuales hablaremos en la próxima entrada.