Arañas Vasculares, que son, por que se producen y como se tratan

Un motivo de consulta común y además, motivo de incomodidad de muchas pacientes, son las pequeñas venas dilatadas en las piernas conocidas como arañas vasculares o estallidos de cohete, cuyo nombre técnico es Teleangiectasias.

Estas fastidiosas arañitas rara vez son dolorosas o molestan pero sin duda representan un problema estético serio ya que al ir evolucionando y apareciendo cada vez más y más de ellas, la piel pierde su coloración natural, se ve marcada y en general su aspecto no es el más agradable; sin embargo el problema puede ser más serio que una simple desventaja estética ya que, no en pocas ocasiones, los estallidos de cohete pueden ser el preludio de una enfermedad venosa más severa.

Las teleangiectasias se clasifican en dos grupos:  Las rojas (de menor calibre) y las Verde-Azules (de mayor calibre); en general todas son dilataciones patológicas de las vénulas (vasos casi microscópicos que al unirse van formando venas cada vez de mayor calibre)  que pueden ser primarias (enfermedad de vénulas tegumentarias aisladas) o secundarias (debido a problemas venosos ocultos) por lo que su tratamiento varía dependiendo de su origen por ello el estudio Arañas Vascularesdetallado del paciente con estallidos de cohete resulta indispensable para garantizar el éxito del tratamiento que se decida emplear.

El estudio que ofrece más datos sobre la condición del sistema venoso es el Ultrasonido Doppler Triplex Arterial y Venoso; empleando ondas de sonido este estudio no invasivo, no doloroso y de relativo bajo costo permite determinar el estado de salud de los troncos venosos principales de las piernas a fin de diagnosticar insuficiencias venosas superficiales o profundas que puedan estar condicionando la presencia de las teleangiectasias.

Cuando el ultrasonido doppler es patológico, es decir, detecta enfermedad de los troncos safenos, las venas profundas y cualquier rama troncular importante, el tratamiento de las arañas vasculares debe diferirse hata tanto no se haya resuelto la insuficiencia venosa subyacente; en estos casos las arañitas vasculares son secundarias a un problema de hiperpresión por lo que tratarlas sin corregir el problema principal llevará, indefectiblemente, al fracaso del tratamiento dado que la presión se transmitirá a otras vénulas haciendo reaparecer las teleangiectasias.

En los casos de arañas vasculares secundarias la conducta ideal es el tratamiento de la insuficiencia venosa que las está causando, luego una espera de 6 a 12 semanas con tratamiento de elastocompresión para luego, si aún no desaparecieron todas, ir al tratamiento de las arañitas residuales.

Por otra parte, cuando el ultrasonido es normal nos encontramos con un caso de teleangiectasias primarias; aquí el problema no es el aumento de la presión sino la dilatación de las vénulas debido a ciertas alteraciones de su pared; la más común es la dilatación secundaria al uso de anticonceptivos hormonales; en esta situación el estrógeno del anticonceptivo interactúa con receptores específicos de la pared venosa que hacen que la misma se relaje y, eventualmente, se dilate de manera irreversible generándose así los estallidos de cohete.

Las arañas vasculares primarias tienen indicación de tratamiento directo ya que el problema radica en las vénulas dilatadas; normalmente la esclerosis con espuma de polidocanol ofrece un resultado satisfactorio con eliminación del 80 al 95% de las teleangiectasias; otra opción es el Nd-Yag Láser percutáneo con tasas de éxito del 70 al 85% dependiendo de la densidad de arañas vasculares, la zona anatómica, el color de la piel, su grosor y una serie de variables que hacen que los resultados de esta alternativa terapéutica sean menos constantes.

Lo habitual es aplicar un tratamiento combinado donde se tratan en primer lugar los troncos verde-azules con escleroterapia (pueden incluirse también troncos rojos susceptibles de punción por su calibre) para luego, en un segundo tiempo, realizar el tratamiento del remanente de arañitas rojas con láser debido a que, muy probablemente, su calibre sea menor al de una aguja 30 (el más pequeño disponible) haciendo imposible la punción.

Ante esta situación puede concluirse que las arañas vasculares son una patología tratable que no debe ser tomada a la ligera; el estudio detallado del paciente, el conocimiento de la fisiopatología de cada caso y la elección adecuada de la secuencia del tratamiento serán puntos clave para garantizar el éxito del mismo o su fracaso.