Foto de paciente en hemodiálisis


¿Por qué los pacientes en diálisis necesitan una fístula arterio-venosa?

Los pacientes con insuficiencia renal crónica así como sus familiares saben bien o han oido hablar de la necesidad de la confección de una fístula arterio-venosa para llevar a cabo la terapia de reemplazo renal o diálisis de manera más cómoda y segura.

Pero ¿qué es la insuficiencia renal?

Pues bien, se trata de una enfermedad del riñón en la cual bien sea por alteraciones físicas o moleculares este de funcionar haciendo que se acumulen en la sangre elementos nocivos producto del metabolismo que normalmente se eliminarían a través de la orina, la cual en las etapas más avanzadas de la enfermedad renal no se produce o cuenta con una composición anormal.

En estos casos el paciente puede enfermar severamente por la acumulación de toxinas en el organismo, llegando a morir si no se corrije la situación con premura.

Para ello el paciente debe someterse a un procedimiento conocido como diálisis, en el cual la sangre pasa a través de un circuito de tuberías hacia una máquina que sustituye la función del riñón, devolviéndola luego depurada.

Cuando la diálisis es de corta duración como en el caso de la insuficiencia renal aguda, o se debe iniciar el tratamiento de emergencia, el paciente es conectado a la máquina de hemodiálisis mediante un catéter colocado en una vena de gran calibre, usualmente en el cuello o la pierna.

Si bien estos catéteres permiten dialisar al paciente de manera efectiva, lo cierto es que las complicaciones asociadas a los mismos tales como trombosis e infecciones no se hacen esperar, por lo que el uso de catéteres de hemodiálisis a largo plazo implica grandes riesgos para la salud del paciente.

Es por ello que el paciente con insuficiencia renal crónica grado V (es decir, aquel que requiere hemodiálisis) debe ser sometido a una intervención quirúrgica para la confección de una fístula arterio-venosa, la cual funcionará como acceso vascular para diálisis.

¿Qué es una fístula arteriovenosa?

En el organismo las arterias y las venas son los conductos a través de los cuales circula la sangre. Por las arterias la sangre oxigenada se dirige hacia los tejidos, mientras que por las venas la sangre que entregado los nutrientes y el oxígeno, captando a su paso por los tejidos los productos de desecho del metabolismo, se dirige hacia el hígado, riñón y pulmones donde se depura de toxinas y se vuelve a oxigenar.

Las funciones de las arterias y las venas son muy diferentes y por lo tanto cuentan con características anatómicas bien diferenciadas al punto que en condiciones normales una arteria jamás se une directamente con una vena, por el contrario, los vasos sanguíneos tanto arteriales como venosos se van haciendo cada vez más pequeños hasta que la sangre pasa del sistema arterial a la venosa a nivel de la red capilar, donde las presiones arterial y venosa no son muy diferentes.

Sin embargo el flujo y presión de sangre en una vena normal no son suficientes para poder conectar al paciente a una máquina de hemodiálisis mediante punción, de allí que cuando no existe la fístula arteriovenosa es necesario el uso de un catéter.

Por su parte la punción repetida de las arterias lleva a complicaciones serias a nivel local que pueden comprometer la vida del paciente, de allí que las punciones arteriales no sean una opción.

Para resolver ese problema se desarrolló una técnica quirúrgica donde una vena superficial se conecta directamente al sistema arterial creándose de manera artificial una especie de cortocircuito.

Esto hace que la vena se dilate y alcance un nivel de presión lo suficientemente alto como para poder conectar al paciente mediante punción de la fístula a la máquina de hemodiálisis, obviándose así el uso de catéteres.

Las ventajas de la fístula arteriovenosa para hemodiálisis son muy importantes para el paciente, no solo porque disminuye la posibilidad de complicaciones asociadas al catéter sino porque además mejora la calidad de vida.

Los pacientes con catéteres de hemodiálisis deben tener una higiene estricta, necesitan proteger el catéter de los elementos externos en todo momento, no pueden tomar baños en bañera, piscina y mucho menos el mar, rara vez pueden ir con prendas que dejen expuesto el catéter, y la presencia de un elemento ajeno al cuerpo en contacto con la piel las 24 horas del día no es precisamente la experiencia más placentera.

Al realizarse la fístula arteriovenosa todos estos elementos negativos desaparecen, permitiéndole al paciente tener una vida normal, más allá de las horas que debe pasar en el centro de hemodiálisis, de allí que la opción ideal para los pacientes que requieren diálisis crónica (a largo plazo) es la confección de una fístula arteriovenosa.

Si necesita una fístula arteriovenosa o conoce algún paciente que la requiera, los cirujanos cardiovasculares de Visión Salud gustosamente tomarán el caso para la confección de la fístula para diálisis más conveniente para el paciente.

Médico realizando ecocardiograma transtorácico


¿Para qué sirve el ecocardiograma?

El ecocardiograma es un estudio no invasivo, no doloroso mediante el cual se puede evaluar directamente tanto la estructura interna del corazón como la de sus componentes, además tiene la capacidad de medir el grado de funcionamiento de la bomba cardíaca lo que permite estimar cuán severamente enfermo puede estar el corazón.

Para realizar el ecocardiograma se emplea un equipo de ultrasonido estándar equipado con el software necesario para las mediciones pertinentes, estos equipos cuentan además con una sonda especial conocida como multi array o de matriz escalonada que le permite al operador evaluar el mediastino (espacio donde se encuentra el corazón) en profundidad y con mucho detalle.

Los encargados de realizar el ecocardiograma por lo general son los cardiólogos aunque los técnicos cardiopulmonares con entrenamiento en ultrasonido también pueden realizar el estudio, lo más importante en este sentido es que la persona encargada de realizar el ecocardiograma esté bien entrenada y conozca detalladamente tanto el equipo y los detalles técnicos del ecocardiograma como la anatomía y fisiología del corazón ya que solo de esta forma será capaz de realizar estudios precisos y de alta calidad.

Tipos de ecocardiograma

Hablar de ecocardiograma no ese hablar de un sólo estudio sino de una multitud de opciones. Por lo general se asocia este término al ecocardiograma transtorácico, el más común y más sencillo de realizar, sin embargo existen otros tipos de ecocardiograma que permiten evaluar con más detalle ciertas estructuras anatómicas o determinar la tolerancia del corazón al esfuerzo.

Ecocardiograma Transtorácico

Se trata del ecocardiograma más sencillo de realizar y el punto de partida para solicitar cualquier otro tipo de estudio cardíaco más complejo.

Para realizarlo el paciente no necesita ningún tipo de preparación especial, simplemente debe descubrir el torso, acostarse en la camilla de examen y el cardiólogo podrá de inmediato iniciar el estudio de su corazón.

Las imágenes se obtienen colocando el transductor entre las costillas en el lado izquierdo del tórax así como en la fosa supraesternal y el espacio subxifoideo (por debajo de la punta del esternón). En algunos casos se puede pedir al paciente que inspire profundo o que contenga el aliento aunque la mayor parte del tiempo estará respirando normal sin hacer otra cosa que mantener la posición indicada por el operador.

El ecocardiograma transtorácico no duele, no genera ningún tipo de incomodidad ni molestia; realizarlo tarda entre 30 a 45 minutos ya que se debe recolectar gran cantidad de información tal como las medidas de la válvula aórtica, la función de la válvula mitral, la fracción de eyección y la presión estimada de las venas pulmonares por mencionar solo algunos de los más de 30 parámetros anatómicos y hemodinámicos que se deben reportar.

En Visión Salud contamos con cardiólogos especialistas en ecocardiograma preparados para realizar estudios de gran calidad, con equipos de alta tecnología y entregando reportes detallados que permitirán al médico tratante tomar decisiones terapéuticas adecuadas.

Cuando se requiera será necesario realizar algún eco complementario como el transesofágico o el ecoestrés con dobutamina.

Ecocardiograma Transesofágico

Se trata de un estudio un poco más invasivo en el cual la sonda de ultrasonido se introduce a través de la boca del paciente hasta el esófago. Dado que en el tórax el esófago está en íntima relación con el corazón, la colocación de la sonda dentro de este órgano permite una visualización muy clara y más precisa que la que se obtiene durante el ecocardiograma transtorácico, siendo por esto que se solicita cuando es necesario confirmar ciertos hallazgos.

Considerando que la sonda puede generar muchas incomodidades tales como náuseas y arcadas por lo general se debe administrar sedación al paciente de manera que no sienta ningún tipo de molestia.

Al igual que el ecocardiograma transtorácico, el eco cardíaco transesofágico dura poco más de media hora al final de la cual el paciente se recupera de la anestesia y puede ser dado de alta; se trata pues de un estudio ambulatorio, relativamente económico y fácil de realizar si se cuenta con los implementos y el equipo necesario.

En este punto es importante destacar que en toda sala de ecocardiograma transesofágico es necesario contar con un equipo de reanimación cardiopulmonar y ventilación así como con la asistencia de un equipo de anestesiólogos dispuesto a prestar apoyo al paciente en caso de que se presentase algún tipo de complicación.

Ecocardiograma con Dobutamina

También conocido como ecoestrés con dobutamina, se trata de un estudio especial diseñado específicamente para evaluar la respuesta del corazón al ejercicio en aquellos pacientes donde la prueba de esfuerzo está contraindicada o no puede realizarse.

En inicio es un ecocardiograma transtorácico con la diferencia que durante este estudio se administra al paciente por vía endovenosa un fármaco conocido como dobutamina cuyo efecto es acelerar la frecuencia cardíaca y elevar la tensión arterial, simulando así los cambios hemodinámicos presentes en el ejercicio.

La respuesta al ecoestrés con dobutamina permite determinar si existen áreas de isquemia o no (con bajo aporte de oxígeno) a fin de planificar las estrategias diagnósticos y terapéuticas pertinentes.

Para este estudio el paciente debe estar en ayuno o haber tenido una comida ligera dos horas antes, es necesario cateterizar un vía periférica y contar con un acompañante en caso que se presentase cualquier eventualidad.

Al igual que con el ecocardiograma transesofágico, para realizar un ecoestrés con dobutamina es necesario contar con todos los medios necesarios para auxiliar al paciente en caso de un evento adverso.

Una vez concluido el estudio el paciente puede ser dado de alta toda vez que el efecto de la dobutamina dura menos de 2 minutos por lo que una vez cerrado el goteo en menos de 5 minutos ya no hay efecto residual.

Como se puede ver el ecocardiograma es un estudio complejo y amplio que aporta gran cantidad de información sobre el corazón tanto a nivel de estructural como funcional lo cual lo convierte en uno de los pilares fundamentales del diagnóstico en cardiología.

Es por ello que en Visión Salud nuestros especialistas en ecocardiograma se toman las cosas muy en serio, realizando cada estudio tan detallada y minuciosamente como sea necesario, garantizando así ecocardiogramas transtorácicos de altísima calidad y precisión.

Equipo de hemodinamia realizando un cateterismo cardíaco


El Reposo después de un Cateterismo Cardíaco

El cateterismo cardíaco ese el procedimiento invasivo más frecuente en cardiología; el mismo se usa principalmente para evaluar la circulación de las arterias coronarias aunque en algunos casos se puede emplear para evaluar las cavidades cardíacas (ventriculografía).

Además de evaluar las arterias coronarias, durante el cateterismo también es posible realizar procedimientos terapéuticos tales como la angioplastia y colocación de stent, ambos procedimientos destinados a «abrir» una arteria coronaria enferma y permitir así el paso de sangre.

Como se realiza el Cateterismo Cardíaco

El procedimiento se realiza en una sala de radiología, bajo sedación leve (el paciente está consciente en todo momento) y con anestesia local.

Una vez que el paciente se encuentra en posición, se han tomado las medidas de asepsia y antisepsia correspondientes y el área se ha anestesiado la zona donde se va a trabajar se procede a realizar una punción arterial empleando un equipo de acceso vascular especial.

La mayoría de las veces el acceso arterial es a nivel de la ingle (arterias femorales) dado que son arterias de gran calibre que permiten fácil acceso de guías y balones de cualquier tamaño hasta las arterias coronarias; sin embargo en casos seleccionados se puede realizar una acceso desde el antebrazo a través de la arteria radial.

Al ser una arteria de menor calibre la radial presenta ciertas limitaciones técnicas, sin embargo el riesgo de hemorragia es menor y la recuperación es más rápida por lo que suele usarse con cierta frecuencia en pacientes seleccionados.

Cuidados posteriores al Cateterismo Cardíaco

Una vez concluido el procedimiento se retira el introductor (puerto plástico que permite pasar los instrumentos hacia el interior de la arteria) y se realiza compresión en el área de recuperación bajo control directo del personal de enfermería por lo menos durante 20 minutos.

Transcurrido este tiempo y si no hay evidencias de hemorragia se procede a colocar una cura compresiva muy apretada a fin de bloquear la salida de sangre por el sitio de punción arterial, esa cura permanecerá colocada por 24 horas, tiempo al cabo del cual podrá ser retirada con seguridad.

En el caso de los accesos arteriales en el brazo el paciente suele ser dado de alta apenas se recupera del procedimiento mientras que cuando se punza la arteria femoral debe permanecer en observación durante 6 a 8 horas.

Durante este tiempo el paciente no debe caminar ni flexionar la extremidad, por tanto permanece acostado con la cabecera de la cama elevada no más de 30º.

Al cabo del período de observación se dará de alta al paciente siempre que no existan indicios de complicaciones.

Recuperación en Casa después de un Cateterismo Cardíaco

En casa el paciente deberá seguir estrictos cuidados a fin de evitar complicaciones relacionadas con la punción arterial.

Lo más importante es mantener el área de punción limpia y seca. La cura se levantará entre 24 y 48 horas posterior al procedimiento, según lo indique su médico.

Una vez hecho esto se podrá lavar el área con agua y jabón; después del baño se puede colocar algún tipo de antiséptico en la zona de punción aunque no es imprescindible.

La recuperación completa de una punción arterial dura de 5 a 7 días. Durante los dos primeros días no deberá caminar distancias largas (que superen los 100 metros), subir o bajar escaleras más de 2 veces al día, conducir vehículos y levantar cargas.

Pasado el tercer día puede incrementarse la distancia de caminata aunque no es aconsejable excederse; de igual forma deben suspenderse deportes, masajes, trabajos que impliquen estar en cuclillas (jardinería, mecánica, etc) y largos períodos durante los cuales la pierna permanece flexionada.

Si la punción fue en el brazo no se deben elevar cargas que superen los 3 Kg.

En ningún caso (acceso arterial en el brazo o la pierna) se puede nadar, tomar baños de tina o usar el jacuzzi durante al menos una semana.

La actividad sexual debe interrumpirse por lo menos una semana y luego reiniciarla progresivamente, especialmente si se usan antiagregantes plaquetarios como aspirina y clopidogrel.

Durante el tiempo que dure la recuperación lo más recomendable es usar prendas holgadas a fin de evitar presión innecesaria cercana al área de punción arterial.

Que se siente después de un Cateterismo Cardíaco

Posterior al cateterismos cardíaco lo más común es que el paciente sienta dolor leve en el área de punción arterial y cierto nivel de entumecimiento debido a la inflamación local.

Debido a esto es posible que existan ciertas limitaciones para la marcha las cuales irán desapareciendo a lo largo de los días.

En ocasiones puede presentarse una pequeña área morada (hematoma) que circunda el área de punción; esto es normal siempre que no aumente de tamaño ni esté asociado a hemorragia por el área donde se perforó la piel para colocar el introductor.

Algunos pacientes pueden sentirse mareados o un poco débiles al principio, en especial el primer día que llegan a casa después de haber pasado entre 8 y 12 horas acostados. Lo mejor en estos casos es tomarse las cosas con calma y esperar a que el organismo se recupere por completo del estrés al que fue sometido durante el procedimiento.

Ante cualquier signo de alarma el paciente o sus familiares deben consultar de inmediato a su médico, entre los síntomas que deben alertarnos se encuentran:

  • Hemorragia por el área de punción
  • Hematoma en la pierna o el brazo
  • Enrojecimiento en torno al área de acceso arterial
  • Taquicardia
  • Sensación de desvanecimiento
  • Fiebre (temperatura mayor de 38,5 ºC)
  • Dolor en el pecho
  • Dificultad para respirar
  • Pérdida de la fuerza muscular en la pierna o el brazo donde se realizó la punción
  • Inflamación (edema) de la extremidad donde se realizó el acceso arterial
  • Vómito con sangre
  • Evacuaciones diarreicas oscuras

En caso que no se presente ninguno de estos síntomas (deseable) deberá acudir al control con el cardiólogo hemodinamista entre 5 y 7 días después del procedimiento para evaluar que la recuperación de la arteria y del corazón sea la correcta.

No se debe olvidar que aunque se trata de una herida pequeña y un procedimiento ambulatorio, el cateterismo cardíaco es un procedimiento mayor sobre el sistema cardiovascular y por lo tanto se deben tomar todas las medidas preventivas para evitar complicaciones y garantizar la evolución satisfactoria del paciente.

Foto de pies con edema


Piernas hinchadas, un problema con más de una causa

Un motivo de consulta muy común tanto a nivel de pacientes ambulatorios como de emergencia son las piernas hinchadas o, como se conoce técnicamente el «edema de miembros inferiores«

Cuando se presenta esta condición la persona comienza a presentar aumento de volumen de los pies y las piernas, por lo general progresivo y asociado o no a otros síntomas como dolor, enrojecimiento y aumento local de la temperatura.

Si el paciente sufre de várices no es infrecuente que asocie el edema a las várices o la insuficiencia venosa aunque esta no siempre es la causa subyacente, de hecho tan sólo el 20% de los casos de edema de miembros inferiores se debe a enfermedad venosa; el resto de los casos se deben a una amplia gama de condiciones médicas, de allí que el abordaje diagnóstico del edema de miembros inferiores deba ser realizado por un equipo multidisciplinario a fin de cubrir todas las posibles causas.

Por lo general el especialista encargado de estudiar y coordinar el algoritmo diagnóstico en estos casos es el médico internista, quien tendrá en consideración y descartará/confirmará los siguientes diagnósticos:

1- Insuficiencia Renal

Los pacientes cuyos riñones dejan de funcionar o lo hacen de manera ineficiente comienzan a retener líquido. Dicho líquido comienza a acumularse primero en las zonas más declive del organismo (pies y piernas), aumentando progresivamente hasta llegar a otras zonas del cuerpo como el abdomen, el tórax e incluso miembros superiores y cara.

En estos casos el edema suele ser constante, es decir, no mejora durante la noche y suelen presentarse otros síntomas como disminución de la frecuencia urinaria y alteraciones de las pruebas de laboratorio (aumento del potasio y la creatinina por ejemplo).

El edema de origen renal debe tratarse con diuréticos y, en los casos que el paciente no responde porque el daño renal es muy severo, con diálisis.

2- Insuficiencia Cardíaca

La sangre está constituida aproximadamente en 60% por líquido el cual es impulsado junto con los elementos formes (parte sólida) a través del cuerpo por el corazón.

Cuando el corazón no puede bombear con la presión adecuada la sangre, esta se acumula en ciertas áreas del organismo conocidas como reservorios, produciendo edema.

En estos casos el edema suele ser constante, es decir, no mejora durante la noche y suelen presentarse otros síntomas como disminución de la frecuencia urinaria y alteraciones de las pruebas de laboratorio (aumento del potasio y la creatinina por ejemplo).

El edema de origen renal debe tratarse con diuréticos y, en los casos que el paciente no responde porque el daño renal es muy severo, con diálisis.

2- Insuficiencia Cardíaca

La sangre está constituida aproximadamente en 60% por líquido el cual es impulsado junto con los elementos formes (parte sólida) a través del cuerpo por el corazón.

Cuando el corazón no puede bombear con la presión adecuada la sangre, esta se acumula en ciertas áreas del organismo conocidas como reservorios, produciendo edema.

Si la parte derecha del corazón no bombea adecuadamente el líquido se acumula en los miembros inferiores produciendo edema periférico, es decir, hinchazón de las piernas pero si el lado izquierdo del corazón es el que presenta la falla, entonces el líquido se acumula en los pulmones produciendo edema pulmonar.

Cuando la bomba cardíaca falla en su totalidad (corazón izquierdo y derecho), se produce lo que se conoce como «insuficiencia cardíaca congestiva» la cual se caracteriza por la acumulación de líquido tanto en los pulmones como en las piernas.

En los casos de insuficiencia cardíaca se debe tratar al paciente con diuréticos a fin de eliminar el exceso de líquido así como con agentes inotrópicos (aumentan la contractilidad del corazón) para lograr que la bomba funcione adecuadamente; si esto no es posible el paciente puede ser candidato para trasplante cardíaco.

3- Desnutrición

La desnutrición proteica produce disminución de los niveles de albúmina en el plasma. Esta proteína es la responsable de «atraer» y «mantener» el líquido dentro del espacio vascular debido a la presión oncótica que genera.

Cuando los niveles de albúmina disminuyen la presión oncótica también lo hace y el líquido comienza a fugarse desde el espacio intravascular al espacio intersticial, es decir, los tejidos; siendo el área donde se acumula con más frecuencia en los miembros inferiores.

En estos casos se pueden usar diuréticos temporalmente para eliminar el exceso de líquido, aunque el tratamiento a largo plazo consiste en recuperar los niveles de albúmina hasta los valores normales.

En los casos donde la albúmina está baja debido a condiciones diferentes a la desnutrición (como por ejemplo en la insuficiencia hepática), es necesario tratar de corregir la enfermedad subyacente; cuando esto no es posible la opción de administrar albúmina es viable aunque se trata de un tratamiento costoso y no exento de complicaciones.

4- Insuficiencia Venosa y Várices

Cuando el paciente presenta insuficiencia venosa profunda y/o várices, parte de la sangre que sube hacia el corazón no es retenida por las válvulas venosas por lo que se devuelve «contrasentido» acumulándose en las zonas más declive del cuerpo (pies y piernas).

Cuanto más venas estén enfermas y cuanto más grave sea la insuficiencia, mayor será el edema el cual se caracteriza por desaparecer durante la noche (el paciente amanece con las piernas totalmente normales) e ir progresando a lo largo del día.

En los casos de edema venoso el tratamiento inicial es la elastocompresión aunque en muchos casos el tratamiento a largo plazo debe ser invasivo (cirugía o ablación endovascular) a fin de eliminar las venas que están causando el problema siempre que esto sea posible.

5- Trombosis venosa profunda

Cuando se forma un coágulo dentro del sistema venoso profundo (responsable de aproximadamente el 80% del retorno venoso), el retorno de la sangre al corazón queda «bloqueado» por lo que comienza a acumularse en la pierna afectada.

Por lo general el edema de la trombosis venosa profunda es unilateral, de aparición súbita y muy doloroso. El diagnóstico suele confirmarse por niveles elevados de Dímero D y hallazgos patológicos en el ultrasonido doppler vascular.

El diagnóstico en muchos casos sólo puede hacerse si se sospecha esta condición aunque clínicamente es posible confundirla con otras entidades como la celulitis (infección de partes blandas) cuyos síntomas llegan a ser muy similares.

Una vez confirmada la trombosis venosa profunda debe iniciarse el tratamiento con anticoagulantes el cual se mantendrá por un mínimo de 3 meses (en la mayoría de los casos serán 6 meses). Además una vez que los síntomas iniciales mejoren se deberá incluir en el esquema de tratamiento la elastocompresión.

Como se puede ver las «piernas hinchadas» implican una amplia gama de enfermedades que deben ser estudiadas. En las líneas previas se describieron las más comunes aunque no las únicas, de hecho pueden hincharse la piernas por celulitis, linfangitis (inflamación de los linfáticos), linfedema (disfunción de los vasos linfáticos), obstrucción venosa por compresión extrínseca (tumores), embarazo y hasta el uso de algunos medicamentos.

Es por ello que se recomienda NUNCA automedicarse y consultar con un especialista a fin de identificar la causa exacta y así poder iniciar tratamiento específico; de lo contrario existen altas posibilidades de complicaciones severas que podrían incluso llevar a la muerte del paciente.

Imagen que muestra la superposición de lentes en un lente multifocal


Medidas necesarias para Lentes Progresivos y Bifocales

La prescripción de un lente correctivo es un proceso complejo y delicado que involucra no sólo al oftalmólogo sino también al paciente así como a un gran equipo de personas que se encuentran en la cadena de fabricación de un lente.

El oftalmólogo determina las condiciones generales de salud del ojo así como la fórmula que mejor se adapta a cada paciente, sin embargo para que la fórmula sea verdaderamente correcta se necesita un grado de participación y compromiso por parte del paciente quien debe tomarse muy en serio su percepción visual durante la prueba de lentes en la consulta de oftalmología; después de todo nadie puede «ver en su lugar».

Una vez que concluye el trabajo con el oftalmólogo y el paciente se siente cómodo con la fórmula indicada entra en escena un gran equipo de especialistas que serán los responsables de que el lente correctivo se adapte al paciente como un traje a la medida.

Si se trata de un lente de visión sencilla (una sóla visión) no hay mayores inconvenientes, sin embargo cuando se trata de cristales bifocales o multifocales (también conocidos como lentes progresivos) el trabajo del optometrista se torna complejo e indispensable para un buen resultado final.

Para ello es necesario que el optometrista realice una serie de medidas que resultan cruciales a la hora de la fabricación del lente aunque previo a estas medidas es necesario que el paciente selecciona una montura (o marco de lentes), proceso en el que el optometrista también puede ayudarle guiándole para seleccionar el marco que mejor se adapta a su estructura facial y a las características del lente prescrito.

Una vez hecho esto se pasa a tomar las medidas necesarias tanto en la montura como en la cara del paciente para determinar las características del lente final.

Estas medidas son:

Distancia Interpupilar: 

Se trata de la distancia entre el centro de ambas pupilas, se trata de una medida crucial para determinar el «centro óptico» del lente, punto focal principal a partir del cual se calcularán todas las distancias del lente progresivo o multifocal.

Si la distancia interpupilar es incorrecta es muy probable que la persona experimente aberraciones laterales (distorsión de la imagen en la periferia del lente) o se maree.

Altura total del cristal:

Se trata de la longitud del eje vertical del cristal para una montura determinada. Con esta medida se puede decidir que tipo de multifocal o bifocal se puede fabricar o si, por el contrario, la altura es insuficiente para este tipo de cristal.

Cada tipo de lente tiene entre sus especificaciones la altura mínima del cristal, de manera que se pueda elegir un marco de lente que acepte la altura mínima específica para cada cristal.

Altura al borde palpebral inferior:

Se trata de la altura desde el borde inferior del lente hasta el borde del párpado inferior, específicamente la línea de inserción de las pestañas. Esta altura representa el alto máximo de la luna del cristal bifocal y si se mide mal es posible que la persona no logre ver adecuadamente debido a que el área de visión cercana del lente se imbrica con la de visión lejana.

Altura al centro pupilar:

En conjunto con la distancia interpupilar (que sería el eje X), la altura al centro de la pupila permite calcular el centro óptico del lente (funcionando como eje Y). Con ambas medidas se puede calibrar el lente de manera que las áreas de visión lejana, intermedia y cercana queden acordes al centro óptico y la persona pueda ser capaz de usar el lente sin ningún tipo de incomodidad.

Para tomar estas medidas es indispensable que el paciente acuda con la montura al optometrista quien además de confirmar la fórmula indicada tomará entre 10 y 20 minutos para realizar todas estas medidas las cuales más tarde serán usadas por los técnicos del laboratorio óptico para fabricar un lente a la medida del paciente.

Quizás parezca excesivo tomar todas estas medidas para un lente pero lo cierto es que una fracción de milímetro puede hacer la diferencia entre un cristal correctivo perfecto y uno al que la persona no se pueda adaptar, de allí la importancia de tomarse el tiempo necesario para realizar (y confirmar) todas estas medidas cuando se ha prescrito un cristal bifocal o un lente progresivo.

Paciente con cólico vesicular después de una comida rica en grasas


Medicamentos para Disolver los Cálculos en la Vesícula Biliar

Los cálculos o «piedras» en la vesícula biliar son una condición muy frecuente y uno de los principales motivos de consulta en las especialidades de cirugía general y gastroenterología.

Por lo general los pacientes acuden por dolor abdominal, síntomas de dispepsia (indigestión) o náuseas, aunque en algunos casos puede tratarse de un diagnóstico incidental; es decir, se descubren los cálculos mediante un ultrasonido abdominal realizado por otra razón.

Invariablemente e independientemente de los síntomas asociados hay una pregunta que el 90% de los pacientes hace al recibir el diagnóstico de litiasis vesicular (término técnico empleado para nombrar a los cálculos en la vesícula biliar), y esta es ¿Qué me puedo tomar?

Pues bien, la respuesta a esta interrogante es muy sencilla, aunque no es lo que los pacientes quiere oir: Nada…

Origen de los Cálculos en la Vesícula Biliar

Los cálculos en la vesícula biliar pueden ser de dos tipos, aquellos formados por colesterol y los que están formados por bilirrubinato de calcio (es decir, la unión de bilirrubina con calcio).

En ambos casos las estructuras que se forman (cálculos o piedras) son sumamente grandes y duras lo cual hace que ningún medicamento sea efectivo para disolverlos, de allí que no exista tratamiento médico efectivo.

La causa exacta de los cálculos en la vesícula biliar no está del todo dilucidada aunque se sabe a ciencia cierta que existe un factor genético que hace que las personas tengan o no lo que se conoce como «bilis litogénica».

La bilis litogénica no es más que aquella en la que por sus características físico-químicas es más proclive que los cristales que están disueltos normalmente en la bilis precipiten. Una vez que esto ocurre se inicia una reacción en cadena donde debido a los movimientos de la vesícula y la precipitación de más sales y/o cristales los cálculos comienzan a crecer progresivamente.

Incluso si existiera un medicamento que pudiese disolver los cálculos esto sería de poca ayuda dado que la bilis seguirá siendo litogénica, eso quiere decir que aunque se lograr disolver un cálculo, se formarían muchos nuevos en poco tiempo.

Otro inconveniente de un medicamento que pudiese disolver la litiasis vesicular es que podrían fragmentarse los cálculos en partes más pequeñas capaces de atravesar el conducto cístico (que une la vesícula con la vía biliar) lo cual aumentaría el riesgo de «litiasis biliar», es decir cálculos en la vía principal; una condición grave y potencialmente mortal.

Es por esto que los ácidos quenodeoxicólico y ursodeoxicólico (capaces de «disolver» en cierta medida los cálculos vesiculares) dejaron de usarse ya que a la postre el paciente presentaba complicaciones o terminaba sometiéndose a la cirugía indefectiblemente.

¿Se pueden disolver los cálculos en la vesícula biliar con medicina natural?

Una vez más la respuesta es No. Al igual que con los medicamentos, no existe ningún remedio natural, guarapo o técnica que permite disolver los cálculos vesiculares. Tampoco existe un medicamento capaz de hacer que se «expulsen» ya que la vía biliar es muy pequeña y si una piedra se escapa por allí generalmente se «atasca» más adelante en la vía biliar generando complicaciones como la obstrucción de la vía biliar, colangitis e incluso pancreatitis; todas estas complicaciones muy severas.

Dicho esto lo mejor al ser diagnosticado con litiasis vesicular es consultar con un especialista a fin de instaurar el tratamiento adecuado.

¿Cuál es el tratamiento para la litiasis vesicular?

El único tratamiento efectivo para los cálculos en la vesícula es la cirugía.

La operación conocida como colecistectomía laparoscópica consiste en remover quirúrgicamente la vesícula biliar con las piedras en su interior a fin de eliminar el reservorio donde los cristales de la vida tienen la oportunidad de precipitar y formar cálculos.

Jakupica, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Dado que la vesícula biliar no es un órganos indispensable para la vida, esta se puede remover sin mayores consecuencias sin embargo eso no garantiza que no se pueda presentar la litiasis biliar primaria, es decir, cálculos que se forman en la vía biliar principal aunque no haya vesícula; sin embargo se trata de una condición extremadamente rara.

En alguna ocasión se intentó realizar cirugías para extraer exclusivamente los cálculos de la vesícula sin retirar el órgano sin embargo esta se abandonó dada la alta tasa de fracasos; una vez más debido a la bilis litogénica.

Al igual que ocurre con los medicamentos, si los cálculos se remueve quirúrgicamente pero la vesícula con bilis litogénica en su interior permanece en su sitio, tarde o temprano se volverán a formar los cálculos, de allí que la mejor opción se eliminar la vesícula biliar por completo.

Si bien no está exenta de complicaciones, la colecistectomía laparoscópica es un procedimiento relativamente rápido (toma menos de 2 horas), seguro y confiable para tratar la vesícula biliar. La mayoría de los pacientes se van de alta el mismo día o pasar máximo una noche hospitalizados y por lo general a la semana de operados ya están de vueltas en sus actividades normales.

Indudablemente siempre existe el riesgo de complicaciones sin embargo estas son menos frecuentes y menos graves que las complicaciones de dejar la vesícula biliar llena de cálculos en su sitio, por lo tanto vale la pena someterse a la cirugía de la vesícula biliar, de otra forma las cosas podrían terminar muy mal.

Lo importante es contar con un equipo de cirujanos bien entrenado, con experiencia y los recursos materiales para poder llevar a cabo la cirugía con seguridad, después de todo, la única opción para el tratamiento de las piedras en la vesícula es operarse así que lo mejor es no demorarlo.

Paciente con trombosis hemorroidal


¿Cómo se clasifican las hemorroides?

Las hemorroides constituyen la patología anal más frecuente en la consulta de coloproctología y su presentación clínica puede variar desde un hallazgo incidental durante el examen físico en un paciente por demás asintomático hasta un cuadro catastrófico de hemorragia por una hemorroide erosionada y sangrante.

Afortunadamente la mayoría de los casos de hemorroides no son tan dramáticos y la presentación clínica usual es el prurito anal en los casos más leves pasando por la palpación de una masa perianal en los casos de severidad intermedia hasta el dolor anal (conocido técnicamente como proctalgia) en los casos más severos.

Paciente con trombosis hemorroidal
Imagen adaptada de Open-I (National Library of Medicine – NIH)

Para decidir el tipo de tratamiento de cada caso de hemorroides es necesario tomar en consideración el tipo de hemorroides y la severidad de los síntomas; en este sentido existen dos clasificaciones, una anatómica que hace referencia a la localización de las hemorroides en el ano, dividiéndolas en dos tipos: Hemorroides Internas y Hemorroides Externas; mientras que la clasificación clínica estratifica las hemorroides de acuerdo a su severidad en un rango del I al IV, siendo las hemorroides grado I y II las de menor intensidad y las grado III y IV las más severas y por lo general las que dan más síntomas; existe además según algunas clasificaciones el grado V el cual incluye cualquier hemorroide (independientemente de su tamaño) que presente una complicación aguda como trombosis o hemorragia.

Por lo general las hemorroides grado I y II son susceptibles de tratamiento médico con supositorios o cremas que contienen sustancias vasoactivas (para contraer las venas del plexo hemorroidal) y esteroides (para controlar la inflamación); siendo posible realizar un tratamiento más invasivo en caso de falla del tratamiento médico; practicándose en dichos casos la ligadura transanal con banda elástica de las hemorroides.

En los casos donde las hemorroides alcanzan el grado III se puede elegir entre la ligadura con bandas elásticas y la cirugía, dependiendo del tiempo de evolución, características clínicas y recursos disponibles en el centro de salud. En este caso si se indica tratamiento médico es tan sólo con fines paliativos para aliviar los síntomas del paciente y ganar tiempo hasta poder realizar el procedimiento definitivo.

Cuando se trata de hemorroides grado IV y grado V el tratamiento siempre es la cirugía aunque se puede elegir entre varias técnicas como la hemorroidectomía abierta (cirugía convencional) y la técnica de PPH (engrapado para tratamiento de prolapso rectal y hemorroides), todo ello dependiendo de las características del paciente y la severidad del cuadro clínico.

Es importante destacar que sea cual sea el grado de las hemorroides siempre se debe evaluar el colon del paciente o al menos la última porción de este, conocida como sigmoides con la finalidad de descartar patología de colon asociada dado que no es inusual que las hemorroides estén acompañadas de alguna patología colo-rectal, en cuyo caso se puede tomar la decisión de resolver ambos problemas con una sóla intervención terapéutica (siempre que sea posible).

En cualquier caso el tratamiento de las hemorroides debe estar siempre a cargo de un equipo multidisciplinario que incluya al gastroenterólogo, al cirujano general y al coloproctólogo de manera que se le pueda ofrecer al paciente todas las técnicas diagnósticas y terapéuticas disponibles para resolver de la mejor manera su cuadro clínico.

En Visión Salud contamos con un equipo 100% capacitado para ofrecer a los pacientes resultados óptimos en el tratamiento de la patología ano-rectal; en especial las hemorroides, toda vez que nos enfocamos no sólo en resolver el problema agudo (hemorroide complicada) sino en la corrección de factores de riesgo a fin de evitar la recurrencia o las complicaciones; siendo esta la pieza clave y fundamental de todo tratamiento médico-quirúrgico.

Esquema sobre la distribución del cáncer de colon


Prevención del Cáncer de Colon

El cáncer de colon es un tipo de cáncer que se desarrolla en la porción del intestino conocida como intestino grueso o colon. Se trata de un crecimiento anormal de las células que integran la mucosa (capa más interna) del colon el cual tiene la capacidad no sólo de crecer localmente sino de invadir órganos vecinos e incluso diseminarse a otros más distantes como el hígado.

El cáncer de colon es uno de los tipos de cáncer más frecuentes por encima de los 60 años y aún cuado puede prevenirse, en la actualidad sigue siendo una de las principales causas de mortalidad por cáncer en el mundo, particularmente en los países desarrollados.

En este sentido y aún cuando los tratamientos disponibles para el cáncer de colon son cada día mejores, la forma óptima de tratar con esta condición es la prevención, especialmente si se considera que la misma se puede llevar a cabo mediante estrategias simples y económicas que ayudarán no sólo a prevenir el cáncer de colon sino también a mantener un adecuado estado general de salud.

La prevención del cáncer de colon se basa en dos estrategias básicas, la instauración de un modelo de dieta saludable y la pesquisa de condiciones premalignas a partir de las cuales se puede desarrollar cáncer en algún momento de la vida del paciente.

Prevención Primaria del Cáncer de Colon

Por simple que parezca hay varios elementos del estilo de vida que se pueden modificar para prevenir el cáncer de colon, a saber:

Dejar de Fumar: El tabaquismo está asociado a cáncer de colon además de cáncer vejigas y cáncer de pulmón, así que una buena estrategia para prevenir no sólo el cáncer de colon sino una amplia variedad de enfermedades malignas dejar de fumar es un buen primer paso.

Mantener un peso adecuado y un estilo de vida activo: No se conoce bien la causa, pero el sobrepeso y el sedentarismo están asociados a un aumento del riesgo de sufrir cáncer de colon; especialmente en los hombres, aumentando el riesgo con la edad y el nivel de sobrepeso. En este sentido se deben hacer todos los esfuerzos posibles para alcanzar un peso saludable y mantener un estilo de vida activo.

Limitar ciertos tipos de Alimentos: El consumo consuetudinario de carnes rojas (hígado, cordero, carne de res, cerdo) así como de carnes procesadas (embutidos, curados, etc) aumenta sustancialmente el riesgo de sufrir cáncer de colon; así mismo ciertos tipos de métodos de cocción a alta temperatura como la fritura y la parrilla generan químicos tóxicos nocivos en los alimentos (especialmente los que contienen proteínas) que se han asociado con un aumento del riesgo de sufrir cáncer de colon.

En este sentido no se trata de eliminar por completo tales alimentos o formas de cocción sino de limitarlos al mínimo posible, dándole prioridad en la dieta a aquellos alimentos que se sabe ofrecen un efecto protector contra el cáncer de colon como las frutas y vegetales frescos y sobre todo los alimentos ricos en fibra.

Siguiendo estos consejos se puede reducir de manera considerable las posibilidades de sufrir cáncer de colon aunque todavía hay factores que están más allá de nuestro control como la edad (a mayor edad más riesgo de cáncer de colon), la herencia (hay un componente genético importante vinculado con el cáncer de colon) y nuestra predisposición epigenética (condicionada por factores medio ambientales tales como el tipo de flora intestinal o biota) los cuales no podemos modificar pero si combatir con la pesquisa de cáncer de colon.

Pesquisa de cáncer de colon y condiciones premalignas

Dado que no podemos modificar ciertos factores de riesgo, la única alternativa que nos queda es procurar anticiparnos al desarrollo del cáncer y «atajarlo» en sus fases iniciales o mejor aún, en su estado de lesión premaligna; cuando el tratamiento es más efectivo y garantiza tasas de curación superiores al 90%.

Para ello se cuenta con diversas herramientas que van desde la detección de Sangre Oculta en Heces (la mayoría de las lesiones de colon producen cierto grado de hemorragia que se puede detectar) hasta la realización periódica de colonoscopia a fin de identificar cualquier tipo de lesión premaligna como pólipos y adenomas de colon, tratándolos y evitando así la progresión hacia etapas más serias de la enfermedad.

Como se puede ver en la actualidad no se justifica que nadie muera de cáncer de colon dado que se puede reducir el riesgo de padecerlo y vigilar muy de cerca al paciente para que en caso de sufrir de cáncer de colon se pueda tratar a tiempo, evitando así complicaciones y progresión de la enfermedad.

La responsabilidad está en las manos de cada quien, así que cuanto antes se implemente un estilo de vida saludable, se eliminen los factores de riesgo conocidos para cáncer de colon y se inicien los estudios periódicos de pesquisa, mucho menos probabilidades se tendrá de sufrir de cáncer de colon.

Lentes de Policarbonato


¿CR-39 o Policarbonato para mis Lentes Correctivos?

Si bien suele hacerse referencia a la parte de corrección óptica de los lentes (gafas o anteojos según la región) correctivos como «cristales» este término suele ser más una reminiscencia histórica que una realidad, ya que si bien en sus primeros tiempos de los lentes correctivos estos eran fabricados con un vidrio muy transparente conocido como cristal, su alto costo, la complejidad de fabricación y su fragilidad hicieron patente desde el principio que era necesario una alternativa más viable tanto desde  el punto de vista técnico como económico.

A pesar de ello los lentes correctivos se fabricaron de vidrio por más de un siglo y no fue sino hasta la década de los 40 en el siglo XX , debido al vertiginoso desarrollo de la industria química cuando aparecieron las primeras alternativas al cristal como material para la fabricación de lentes correctivos.

En este sentido el más antiguo y aún vigente de los materiales para la fabricación de lentes es conocido por sus siglas CR-39; un nombre un tanto extraño para un material usado por más de 70 años en la industria óptica y cuyo origen es muy curioso ya que hace referencia a un protocolo de trabajo.

En este sentido CR-39 hace referencia a Columbia Resin (Resina Columbia, debido a que el grupo de trabajo que la desarrolló fue el Grupo Columbia de la empresa PPG [Pittsburgh Plate Glass Company]) siendo esta la molécula número 39 de su serie de investigación y la primera alternativa viable al vidrio para la fabricación de lentes.

Debido a sus características física el CR-39 se convirtió rápidamente en el material de uso más común para la fabricación no sólo de lentes correctivos sino también de lentes para cámaras, prismáticos y otros equipos ópticos; esto debido principalmente a un costo de fabricación más bajo, mayor resistencia a los impactos y durabilidad respecto al cristal y la capacidad de permitir fabricar lentes más delgadas para la misma corrección en comparación con lentes homólogas fabricadas de cristal.

Lentes de Policarbonato
© Friedrich Haag / Wikimedia Commons / “002 2019 10 16 Augenpflege” / CC BY-SA 4.0

Así pues, usando CR-39 se pudieron fabricar lentes más delgadas y 50% más ligeras que las lentes de cristal haciendo que el uso de lentes correctivos fuera más cómodo; así mismo su capacidad de absober fácilmente químicos y pigmentos hace del CR-39 el material ideal para la fabricación de lentes de sol, lentes coloreadas así como de «cristales» que necesitan recibir tratamientos especiales como endurecimiento, antiraya y antireflejo.

Como se puede ver el CR-39 es un material muy superior al cristal para la fabricación de lentes correctivos, sin embargo presenta algunas desventajas menores como su facilidad para rayarse (a menos que se aplique tratamiento antirayas) y su tendencia a tomar una coloración amarillenta conforme pasa el tiempo; además y a pesar de permitir lentes más delgadas y ligeras que el vidrio, en graduaciones altas el poder dióptrico del CR-39 no permite fabricar cristales tan delgados como la mayoría de los usuarios desearía.

Así las cosas aparecieron como una alternativa al CR-39 los lentes de policarbonato; otro polímero (material plástico) con propiedades ópticas idóneas para la fabricación de lentes.

A pesar de compartir muchas propiedades con el CR-39, el policarbonato presenta ventajas únicas respecto a este como lo son su alta transparencia (los cristales son más claros y no se ponen amarillos con el tiempo) y su mayor resistencia a los impactos; además sus características físicas permiten fabricar lentes de alto poder dióptrico mucho más delgadas que sus contrapartes de CR-39.

Sin embargo y a pesar de sus ventajas el policarbonato presenta un lado negativo y es su tendencia a rayarse (incluso más fácil que el CR-39) por lo que necesita aplicarse un tratamiento de endurecimiento (también conocido como antiraya) lo cual aumenta el costo de fabricación que de por si suele ser mayor en los lentes de policarbonato.

Ahora bien, para responder la pregunta sobre ¿cuál es el mejor lente, policarbonato o CR-39?, hay que tomar en consideración un par de factores: el tipo de montura y las características del usuario.

En cuanto a las monturas, aquellas de marco completo o medio marco (también conocidas como monturas semi al aire) pueden usarse con cristales CR-39 ya que ofrecen protección a los bordes del cristal, así mismo cuando se requieren tratamientos especiales como coloración y antireflejo el CR-39 acepta muy bien tales procedimientos, al punto que la mayoría de los lentes de sol están fabricados con este material).

Por su parte las monturas al aire (sin marco) suelen ser idóneas para el policarbonato dado que su mayor resistencia a los impactos permite que el cristal (desprotegido por carecer de marco) resista más cualquier impacto o contacto con superficies.

En cuanto al usuario, los adultos que trabajan en oficinas o que estudian y requieren correcciones por debajo de 3 dioptrías pueden usar cristales de CR-39 mientras que quienes necesitan correcciones altas o realizan actividades donde puede haber impacto (tales como deportes o trabajos manuales como la herrería) suelen ser buenos candidatos para cristales de policarbonato. En este sentido los lentes para niños suelen fabricarse de este material ya que su resistencia al impacto hace que duren más considerando que los lentes de los niños suelen sufrir más caídas e impactos que los de los adultos.

En conclusión, tanto los lentes de CR-39 como los lentes de Policarbonato presentan ventajas y características particulares las cuales se adaptan a las necesidades de cada usuario, siendo por tanto indispensable conversar con el oftalmólogo y el optometrista sobre las condiciones de uso y las necesidades que cada quien presenta como usuario de lentes correctivos a fin de determinar el mejor material para sus lentes.

Muestra para hemoglobina glicosilada


Hemoglobina Glicosilada. La Prueba de la Verdad

La diabetes es la enfermedad metabólica más frecuente en el mundo, siendo responsable de un sin número de complicaciones a nivel ocular, renal, cardíaco y vascular sin contar con el enorme porcentaje de muertes atribuibles directamente a esta causa; de allí que sea tan importante su control.

Como enfermedad crónica que es, la Diabetes no se cura sin embargo es posible controlarla a un punto tal que el paciente no desarrolle ningún tipo de complicación ni sucumba ante los efectos de esta alteración metabólica tan delicada; en este sentido existen múltiples estrategias terapéuticas disponibles que van desde los cambios en el estilo de vida (fundamentales para un tratamiento exitoso) hasta medicamentos por vía oral y la siempre útil insulina.

A pesar de lo anterior, al igual que con otras enfermedades crónicas, cumplir el tratamiento no es suficiente ya que es indispensable medir su impacto en la salud del paciente y, más aún, determinar si está surtiendo del efecto esperado, de lo contrario no se lograrían los objetivos (prevención de complicaciones y muertes por diabetes) y el uso del tratamiento no pasaría de ser un simple ritual sin impacto real sobre la salud del paciente.

En este sentido, en lo que a diabetes se refiere, es necesario realizar un control periódico del estado metabólico del paciente ya diferencia de lo que tanto pacientes como familiares piensan, la glicemia en ayuno no es el mejor indicador ya que puede que esté normal el día que se realizó la prueba pero esto no necesariamente implica que todos los demás días y horas estuviera controlada.

En una situación ideal (e imposible) se necesitaría una monitorización continua de los niveles de azúcar en la sangre para saber si el paciente maneja niveles de glicemia dentro de los rangos considerados como normales; sin embargo siendo esto algo poco práctico, costoso y difícil de poner en práctica se deben utilizar otras estrategias.

Por fortuna el mismo cuerpo humano pone a disposición de los médicos un marcador bioquímico que permite saber como han sido los niveles de glicemia durante los últimos 2 a 3 meses sin necesidad de tomar una muestra cada minuto; de hecho, con una sóla prueba que requiere menos de 2 cc de sangre se puede saber si la glicemia del paciente ha estado controlada durante los últimos dos meses.

Se trata de la hemoglobina glicosilada. En términos sencillos la hemoglobina es una proteína y estas moléculas tienen afinidad por las moléculas de azúcar (como la glucosa); esto quiere decir que los azúcares y las proteínas tienden a combinarse y a mayor cantidad de azúcar en la sangre, mayor cantidad de proteínas (en este caso hemoglobina) estarán unidas a estos azúcares.

Dado que se trata de un proceso bioquímico lento y complejo, la glicosilación de proteínas no ocurre de un día para otro, en lugar de ello toma varias semanas notar un cambio por lo que medir los niveles de hemoglobina glicosilada da una buena idea de como ha sido el control metabólico en las semanas previas a la evaluación del paciente, más allá de la glicemia puntual que pueda tener ese día.

De hecho, la hemoglobina glicosilada es un marcador tan preciso que su porcentaje en sangre permite saber en cuanto ha estado el promedio de la glicemia del paciente tal como se muestra a continuación:

Muestra para hemoglobina glicosilada

 

               Media de Glicemias                                Hemoglobina Glicosilada
80 mg/dL – 120 mg/dL                                                   5% – 6%
120 mg/dL – 150 mg/dL                                                   6% – 7%
150 mg/dL – 180 mg/dL                                                   7% – 8%
180 mg/dL – 210 mg/dL                                                    8% – 9%
210 mg/dL – 240 mg/dL                                                9% – 10%
240 mg/dL – 270 mg/dL                                               10% – 11%
270 mg/dL – 300 mg/dL                                               11% – 12%
300 mg/dL – 330 mg/dL                                              12% – 13%

Resulta pues evidente que un incremento de tan sólo 2% en los niveles de hemoglobina glicosilada representa un aumento muy grande de los niveles de glicemia promedio por lo que cualquier valor que supere el 7% genera siempre mucha preocupación.

En este sentido se espera que un paciente diabético bien controlado tenga una hemoglobina glicosilada que no supere el 6%, de lo contrario el control metabólico no ha sido óptimo y deberán hacerse los ajustes de tratamiento correspondientes para alcanzar la meta de menos de 6%.

Para realizar la prueba de hemoglobina glicosilada tan sólo se requiere tomar una muestra de sangre en ayuno y realizar en el laboratorio la determinación de los niveles de la fracción más estable de esta proteína conocida como HbA1c, el resultado no suele tardar más de un día y nos da una idea muy clara del control metabólico del paciente, permitiendo así hacer los ajustes pertinentes en el tratamiento.

Como corolario se debe decir que esta prueba debe realizarse al menos una vez cada tres meses o a los dos meses de cualquier ajuste de tratamiento a fin de tener la certeza de un control metabólico adecuado; es por ello que en Visión Salud todos nuestros pacientes con diabetes se someten a esta prueba de manera regular, contando nuestro laboratorio con una vasta experiencia así como con el personal y el material requeridos para unos resultados precisos y confiables.