Vino … A Su Salud

Todo comenzó hace algún tiempo, “La Paradoja Francesa” fue el inicio de todo y hoy llegamos a una peligrosa encrucijada

Una observación fue suficiente, los franceses cuya dieta es rica en grasas de origen animal y vegetal, plena de elementos nocivos para el sistema cardiovascular sufren menos de estas enfermedades que otros Europeos, como los Noruegos, cuyas dietas poseen cantidades de grasas equivalentes o incluso inferiores, ¿A qué se debe este fenómeno?

Comenzaron los estudios y luego de analizar un gran número de variables se dio con una clave, los franceses consumen vino con mayor regularidad que los ciudadanos de otros países con dietas ricas Vino Tintoen grasas, SE HABIA ENCONTRADO LA CLAVE … El secreto radica en el vino.

Desde entonces múltiples estudios se han desarrollado y se desarrollan actualmente, cada día existen menos dudas sobre el efecto beneficioso del vino en el sistema cardiovascular, tanto del componente alcohólico como del no alcohólico, la biología molecular está bastante clara pero, carecemos de estudios epidemiológicos. Esto quiere decir que a nivel teórico y experimental el vino es un factor de protección contra las enfermedades cardiovasculares, sin embargo no sabemos si su consumo realmente influirá de manera significativa (lo cual significa SUSTANCIALMENTE) en la disminución de los riesgos cardiovasculares de las poblaciones.

Múltiples implicaciones éticas, así como la necesidad de seguimiento de los grupos a estudiar por 20 o más años han limitado la realización de este tipo de estudios,  de manera que se cuenta con una teoría probada en el laboratorio más no en vivo, así mismo tampoco contamos con evidencia estadística que avalen la prescripción del consumo del vino y otras bebidas alcohólicas como “Agentes Preventivos” de enfermedades cardiovasculares.

Por otra parte tenemos el problema del alcoholismo. ¿Qué tan delgada es la línea que separa el consumo social o “terapéutico” del consumo excesivo o PATOLÓGICO?. Las respuestas son tantas como personas existan, variando en una amplia gama de rangos de manera que no se puede estandarizar un volumen de consumo considerado “Dentro del Rango Terapéutico”

Entonces, ¿Qué Hacer?, no podemos prescribir bebidas alcohólicas como tratamientos preventivos ya que no disponemos de las evidencias que las avalen; tampoco podemos desanimar a los pacientes para que abandonen hábitos potencialmente beneficiosos para su salud; a la vez no puedeEl Vino Tinto protege al Corazón subestimarse el riesgo de alcoholismo y otras enfermedades asociadas a las bebidas alcohólicas, de manera que la respuesta al qué hacer es difícil de contestar.

Por lo pronto, y hasta que nuevos estudios avalen otra posición, existe un consenso tácito general entre los expertos de alentar a las personas al consumo de unos 7 a 14 cc (1 a 2 copas) de vino con las comidas lo cual bien podría prevenir los riesgos cardiovasculares sin producir mayores problemas derivados del alcohol; sin embargo las personas con antecedentes o propensión a patologías asociadas con el alcohol (abarcando desde alcoholismo hasta cirrosis) deberá ser disuadidas de este consumo ya que los riesgos implícitos en ello superan con creces a los beneficios.

Para el resto una Copa de Buen Tinto con las comidas no nos matará y quizás nos ayude a disfrutar un poco más los placeres de la vida, por tanto (y hasta nuevos descubrimientos) sólo resta decir: “Vino, a Su Salud”.