La Pausa Activa, una herramienta de Salud Ocupacional

Sin importar el campo en el que se desempeñen las personas, todas, en algún momento de la semana o incluso del día se han sentido abrumadas, cansadas e incluso obnubiladas por la carga de trabajo; es una situación común asociada con la sobrecarga de trabajo, ambientes laborales tensos y sobre todo por la urgencia e inmediatez que la tecnología moderna ha agregado a la actividad laboral contemporánea.

No poder lidiar con esta sobrecarga es un problema serio que puede llevar al sindrome de «burnout» o agotamiento con consecuencias negativas tanto para la salud de los trabajadores como para el rendimiento de la empresa; es por ello que se requiere orientar a los trabajadores de manera que cuenten con las herramientas necesarias para lidiar con la tensión derivada de la actividad laboral, evitando sobre todo conductas que podrían llegar a ser deletéreas tales como «salir a fumar un cigarrillo» o «comer algo dulce» para «despejarse» y continuar trabajando, toda vez que las mismas además de no ayudar de manera efectiva a mejorar el desgaste derivado del trabajo, añaden factores de riesgo para la salud del trabajador que a largoPausa Activa plazo no traerán más que problemas.

En este sentido se han desarrollado una serie de pautas que permiten a los trabajadores realizar lo que se conoce como «pausas activas», es decir, momentos de la jornada laboral donde se hará una pausa en el trabajo pero a diferencia de parar y no hacer nada; se incluirán una serie de ejercicios de baja complejidad e impacto que permitirán combatir el desgaste producido por el trabajo.

No se trata de una sesión de aeróbicos ni de parar por dos horas para ir al gimnasio, por el contrario, son pequeñas rutinas de estiramiento, respiración e incluso algunos ejercicios de fuerza que ayudan a ubicar nuestra atención en algo diferente al trabajo por unos minutos mientras movilizamos o estiramos grupos musculares que se encontraban en reposo o bajo tensión respectivamente.

Así pues, las pausas activas están destinadas a despejar la mente del trabajador y a la vez darle a su cuerpo el mínimo de actividad que requiere para evitar la fatiga y sentirse mejor.

Se recomienda una pausa activa por cada 90 minutos continuos de trabajo, la misma puede ser de 5 a 10 minutos y las actividades a realizar pueden ir desde rutinas simples de estiramiento que se pueden realizar en el propio puesto de trabajo hasta una pequeña caminata por el pasillo del piso de la oficina que permita oxigenar el cerebro y favorecer la circulación de la sangre.

El tipo de pausa activa así como su frecuencia deberán ajustarse a la actividad que realiza cada persona; así los trabajadores de oficina que pasan todo el día sentados se beneficiarán de rutinas de caminata y escaleras mientras aquellos que realicen trabajos manuales y de fuerza (tal como sucede en la construcción) se favorecen más de sentarse por unos minutos, respirar profundamente y estirar las articulaciones y músculos fatigados.

En este sentido el apoyo del médico ocupacional así como del fisioterapeuta y especialista en terapia ocupacional será de gran utilidad para indicarle a cada trabajador cual es la rutina que mejor se adapta al perfil de su cargo.

Está demostrado que las organizaciones que integran como parte de sus políticas de gestión del talento humano las pausas activas presentan tasas de rendimiento superiores, menor cantidad de horas perdidas por enfermedad, disminución de las tasas de ausentismo laboral e incluso ambientes e trabajo más cordiales y amenos.

Con todas estas ventajas y añadiendo el hecho de que la inclusión de pausas activas genera un incremento de costos casi nulo para las organizaciones, es una buena idea su implementación como política corporativa dado que las mismas beneficiarán tanto a la salud del personal como la de la organización.