Osteoporosis y las Fracturas Patológicas

Hablar de fracturas patológicas puede llegar a resultar confuso para los pacientes e incluso para algunos médicos ya que el término «patológico» hace referencia a una enfermedad, algo anormal, un problema de salud y las fracturas son, sin duda alguna un problema de salud; entonces, ¿cuál es la diferencia entre una fractura (a secas) y una fractura patológica?

Pues bien, la respuesta es simple; las fracturas (o ruptura de los huesos) suelen ser consecuencia de caídas, golpes o cualquier otro tipo de trauma donde hay fuerzas muy intensas y gran cantidad de energía dado que, en condiciones normales, los huesos son muy resistentes y por tanto difíciles de romper.

Cuando se usa el término «fractura patológica» se hace referencia a las fracturas que ocurren porque existe una enfermedad del hueso que lo debilita y por tanto le hace más frágil. En estos casos la cantidad de energía necesaria para «romper» el hueso disminuye sustancialmente y por tanto pequeños golpes, tropezones o caídas pequeñas son suficientes para romper un hueso que de no estar enfermo no sufriría ningún daño; incluso en los casos más severos pueden presentarse lo que se conoce como «fracturasFractura Patológica espontáneas»,  es decir, rupturas de huesos que aparecen sin necesidad de que medie traumatismo alguno.

Las fracturas espontáneas se dan por la fuerza que los músculos ejercen sobre el hueso (las cuales en condiciones normales no deberían producirle ningún daño) o por el propio peso del cuerpo sobre una estructura ósea dada, tal como ocurre en las fracturas vertebrales no asociadas a traumatismos.

Una vez que se conoce la definición de las fracturas patológicas, lo siguiente es conocer sus causas; en este sentido cualquier enfermedad que debilite el hueso puede estar asociada a fracturas patológicas y si bien condiciones como la osteomalacia y las metástasis óseas pueden ser causa incluso de fracturas espontáneas, la osteoporosis es por mucho la causa principal de este tipo de fracturas.

La osteoporosis es una enfermedad del metabolismo óseo en la cual el proceso normal de reabsorción ósea está aumentando respecto a la formación de hueso nuevo lo que causa un desequilibrio que a la postre lleva a una disminución de la cantidad de calcio en el hueso y por tanto lo hace más frágil.

Si bien la osteoporosis aparece con más frecuencia en las mujeres y lo hace a una edad más temprana; lo cierto es que esta condición puede afectar a ambos sexos y se asocia casi inexorablemente a fracturas espontáneas de las vértebras y fracturas patológicas de cadera si se deja sin tratamiento.

El problema principal de la osteoporosis es que si no se trata, el hueso se debilita hasta ser tan frágil que un simple tropiezo lo puede romper; sin embargo hasta llegar a esa condición pasa mucho tiempo durante el cual el paciente no es consciente del problema a menos que se haga pruebas de rutina, esto debido a que la osteoporosis es totalmente asintomática; es decir, no duele, no molesta y no da ningún tipo de alerta.

En este sentido es fundamental que a partir de los 45 años en la mujer y los 55 años en el hombre se realice una densitometría ósea anual o bianual. Con este estudio se determina el contenido mineral del hueso (cantidad de calcio presente en el tejido vivo óseo) y a partir de ese valor se determina el riesgo de fracturas.

Lo ideal es detectar el problema antes de que el riesgo de fracturas sea alto, de allí la importancia de los estudios de pesquisa a fin de permitir al endocrinólogo (o en el caso de las mujeres el ginecólogo) puedan iniciar el tratamiento correctivo necesario y así prevenir que la enfermedad evolucione hasta el punto de aumentar el riesgo de fracturas.

El tratamiento tanto preventivo tanto correctivo dependerá de las condiciones de cada paciente particular, tal como se explicará en una próxima entrada.